Vinos aptos para la Guarda

Los vinos de calidad (especialmente tintos) alcanzan su mejor momento varios años después de su salida al mercado.

Para poder determinar la duración de un vino en botella, habría que experimentar en una cata vertical diversas añadas y comparar como evoluciona el vino a lo largo de los años en botella, determinar cómo es el comportamiento de sus taninos, cómo se presenta en boca considerando, entre otros aspectos, su acidez, su grado alcohólico, su dulzura, su aspereza o sedosidad.

Aún teniendo la suerte de analizarlo comparativamente año tras año, habría que tomar en cuenta factores diversos, tales como: calidad de cosecha, los procesos de vinificación, el buen nombre o prestigio de la bodega (lo cual constituye una garantía de calidad), las condiciones de traslado y almacenamiento, y en definitiva en que contexto de guarda ha sido cuidado durante su estancia en botella, para finalmente catarlo en las condiciones óptimas que garanticen un análisis justo.

El tener bodega propia, implica tomar la decisión de qué vinos se guardarán en ella y también el momento óptimo para descorchar cada botella.

Por desgracia, los productores no ayudan mucho al consumidor común, a la hora de acertar sobre este último aspecto. Suelen eludir hábilmente dar recomendaciones sobre tiempos concretos (y críticos) para el consumo de sus vinos. Prefieren ser sutiles y enaltecer las virtudes de cada momento de su evolución: la fuerza y la intensidad frutal de la juventud, la complejidad que gana en la botella, o la capacidad para madurar en botella por el transcurso del tiempo 10 o 15 años después de la fecha de cosecha. Pasan hábilmente la decisión al consumidor y lo dejan a la deriva en cuanto al momento óptimo del descorche. Bajo la excusa de que el “momento” está unido al deleite personal.

¿Qué tiene virtudes tiene que tener un vino para envejecer?

La virtud del añejamiento de un vino está angostamente atada a los compuestos fenólicos, fundamentalmente taninos, componentes del sabor, la acidez y el alcohol. En los tintos, los polifenoles juegan un papel determinante; en los blancos, el mayor protagonismo en este sentido corresponde a la acidez.

La acidez está especialmente vinculada a la cepa, y a factores diversos tales como clima, suelos, y demás elementos que constituyen el llamado “terroir”; por esa razón los productores de vinos tintos con pretensiones de calidad, han procurado la eficaz extracción de los polifenoles, mediante el cultivo cuidadoso de variedades bastante más ricas en este aspecto (tales como cabernet sauvignon y cabernet franc, syrah, nebbiolo y la tempranillo en España).

Con fecuencia se prefieren viñas viejas debido a que éstas, ofrecen mayor concentración de sus componentes y limitan naturalmente sus rendimientos, a diferencia de las mas jóvenes que requieren podas severas y otros tratamientos.
En la vinificación, la tendencia es aumentar los tiempos de maceración, logrando así mayor extracción y a evitar filtrados.

La vinificación es otro elemento que determina la longevidad futura del vino. El proceso de crianza en barrica tanto para tintos como para blancos, aporta estabilidad, robustece la estructura y amplía el potencial de envejecimiento. Los grandes vinos blancos alemanes son capaces de superar esplendorosamente la prueba del tiempo gracias a su elevada acidez y a su profunda mineralidad. También, los albariños gallegos ganan complejidad en crianza con sus lías en depósitos de acero inoxidable. Los espumosos de mayor calidad y larga crianza con sus lías también son capaces de ganar en complejidad y evolucionar con cualidad durante varios años después del degüelle.

Hoy, la mayoría de grandes tintos han trabajado tanto sus taninos, que pueden combinar la osadía de la juventud con sensaciones sedosas y aterciopeladas. Resultan deliciosos desde el mismo momento en que llegan al mercado.

Sin embargo, esta nueva realidad hace innecesarias guardas excesivamente prolongadas lo cual no debería privar al aficionado de experimentar las virtudes de la evolución en botella y de buscar el momento óptimo de sus vinos favoritos desde una óptica personal.

Si cuenta con el espacio adecuado y, en las condiciones idóneas de temperatura y humedad para conservar los vinos, se puede poner en marcha uno de los proyectos más apasionantes y divertidos …nuestra propia bodega.

Por donde empezar, preguntándonos qué vinos nos gusta tomar y entre ellos cuáles pueden mejorar o evolucionar prósperamente en botella. Nada como el ensayo y el error en nuestras propias sensaciones para determinar las añadas y “ los mejores momentos” para el disfrute de nuestras etiquetas preferidas. Después se puede ampliar nuestra experiencia con opciones clásicas de guarda para comprobar su evolución y decidir si las incorpora como valor seguro a la bodega. Lo óptimo sería tener la oportunidad de descubrir y experimentar con varias botellas del mismo vino y descorcharlas en distintos momentos de su evolución.

Y un consejo: cuando un vino le plazca plenamente, no espere demasiado para disfrutar del resto de botellas que tenga en la bodega, es posible que esté en su mejor momento.

Diversas selecciones para armar nuestra propia bodega:

Es recomendable que seleccione siempre marcas de calidad que lleven la firma de elaboradores de sólida trayectoria. Es garantía de calidad!!.

Recordemos que la vida de un vino se puede extender también en función de las características de la cosecha y que hay añadas excepcionales que parecen tener una extraordinaria capacidad de conservarse vivas y en forma durante mucho más tiempo.

Por otro lado, los grandes formatos aseguran una evolución más lenta del vino. El de litro y medio suele considerarse una excelente opción de coleccionista y, factiblemente, sea la mejor solución para prolongar la “cumbre” de alguno de sus vinos favoritos.

Por último, es aconsejable, llevar un libro de bodega, que entre otros aspectos indique nombre del vino, productor, región o apelación de origen, composición, grado alcohólico, añada o cosecha, tiempo de crianza, fecha de compra, valor, y fecha aproximada del óptimo momento de consumo.

Opciones seleccionadas y tiempos de guarda relativos:

Blancos españoles
Los mejores chardonnays fermentados en barrica. 2-8 años
• Otros blancos top fermentados en barrica. 3-7 años
• Albariños top de crianza sobre lías. 3-7 años
• Riojas de elaboración clásica. 5-15 años
• Moscateles top. 3-10 años

Blancos extranjeros
Rieslings alemanes. 2-30 años
• Blancos de chenin blanc del Loira. 4-30 años
• Blancos top de Borgoña. 2-15 años
• Chardonnays de calidad fermentados en barrica. 2-8 años
• Blancos con de cosecha tardía (afectados por botritis) (sauternes, tokay, trockenbeerenauslese). 5-25 años

Tintos españoles
Reservas de calidad de Rioja y Ribera. 3-12 años
• Grandes reservas clásicos de Rioja. 5-20 años
• Tintos modernos top de Rioja y Ribera. 2-12 años
• Tempranillos de calidad criados en barrica. 2-10 años
• Tintos de Toro de calidad. 2-8 años

Prioratos de calidad. 2-8 años
• Monastrelles de calidad. 2-6 años
• Tintos de calidad multivarietales con importante presencia de cabernet. 2-15 años
• Bierzos de calidad. 2-8 años


Tintos extranjeros

• Burdeos de calidad. 4-20 años
• Cabernets de calidad. 4-20 años
• Tintos de calidad de pinot noir. 2-8 años, con excepción de los mejores borgoñas (2-20 años)
• Tintos de calidad de merlot. 2-10 años
• Tintos de calidad de nebbiolo. 4-20 años
• Tintos de calidad de sangiovese. 2-12 años
• Tintos de calidad de syrah. 4-15 años











Evolución del vino con el transcurso del tiempo:

Color. Se va degradando paulatinamente. En los tintos, evoluciona de los tonos intensos, alegres, violáceos y amoratados de la juventud hacia colores más granates y rojizos y, atejados. Inclinando la copa unos 45 grados, como se hace en la cata, se puede comprobar también que cuando los tintos son muy jóvenes la intensidad y la tonalidad del color tienden a ser más uniformes. El ribete o “menisco” (la parte que queda más cerca del borde de la copa) es la primera zona que va cambiando y en la que se fijan los expertos para hacerse una idea de la edad de un vino. No olviden que la vejez trae como consecuencia la precipitación de las distintas partículas y materia colorante dando lugar a posos o sedimentos.

En el caso de los vinos blancos, el color se va oscureciendo a medida de envejecen. De las tonalidades pálidas, verdosas o pajizas de la juventud, van evolucionando hacia los dorados y posteriormente ambarinos, cobrizos y ocres.

Aroma. Cuanto más joven es un vino, más cerca está de la uva. Los vinos más jóvenes y sencillos que llegan rápidamente al mercado tras la vendimia no tienen más aspiraciones que dar fragancias frescas y frutales, básicas y primarias.

Para obtener mayor complejidad hay que extraer más sustancia de la piel de la uva (el hollejo) y lo habitual es que el proceso continúe en la barrica, lo que amplía notablemente la gama aromática del vino (maceración). Los llamados “aromas terciarios” o bouquet del vino, se desarrollan durante esta fase de crianza en roble y su posterior envejecimiento en botella: vainillas, resinas, ahumados, tabaco, especias, alquitrán, cuero, caza, notas animales… A la vez, la fruta tiende a perder frescura y a sentirse más confitada (mermelada), o en compota. Con el transcurso del tiempo aparecerán también aromas evocadores de longevidad: polvo, humedad, cera, yodo…

Boca. Probablemente, la característica más evidente del paso del tiempo sea el progresivo afinamiento de los taninos. La sensación táctil de rugosidad se va haciendo más sedosa y aterciopelada, el vino se siente más dócil, sin picos ni aristas que sobresalgan. Si es un vino de calidad y bien elaborado, la sensación de armonía y equilibrio se mantendrá durante mucho tiempo (persistencia).

La percepción de la acidez también tiende a disminuir aunque tiende a permanecer bastante estable mientras que otros componentes acaban desvaneciéndose con el tiempo (típico de los riojas viejos). Al igual que la sensación de dulzor en los vinos dulces, que va menguándose paulatinamente, ello se presenta en los rieslings a medida que envejecen.

La tendencia expansionista del vino español


La tendencia actual de las bodegas españolas es expandirse fuera de las fronteras de sus denominaciones de origen y de sus regiones vinícolas originarias. Más allá de las grandes bodegas de tradición, que buscan establecer sus marcas en mercados nacionales e internacionales, las de tamaño medio y pequeño se unen a ésta propensión, lo que demuestra su claro objetivo de diversificación, lo cual constituye un reto, especialmente si los nuevos destinos ofrecen una buena coyuntura enológica, cualitativa y, sobre todo, comercial.

Para los grandes grupos, es imperioso tener presencia en otros mercados, ampliar su penetración, cubrir al máximo los segmentos de mercado, tanto en precio como en estilo, y contar con una diversa variedad de marcas con el que competir a nivel internacional. Cabe citar entre otros a Codorníu, quien tiene presencia en nueve denominaciones y regiones vinícolas, al igual que el grupo García Carrión, cuyo vino más popular es el Don Simón en tetra brik; el grupo de origen andaluz González Byass tras la compra de una de las bodegas fundacionales del Somontano, Viñas del Vero, que elabora ya con ocho orígenes, así mismo Freixenet.

La expansión se ha acelerado en los últimos tiempos. Es el caso de Miguel Torres que desde el Penedés ha fomentado el Priorat, la joya de Cataluña, también la Ribera del Duero y más recientemente la Rioja, cuyo primer vino, Ibéricos, llegó al mercado recientemente. Con este nuevo lanzamiento, la Torres decidía estrenarse con un crianza cosecha 2006 de estilo clásico y precio muy accesible (6 €) con una producción limitada.

Es evidente que la situación económica mundial favorece las adquisiciones. En este sentido, desde principios de 2008 se han producido bastantes movimientos. Los más destacados que cabe mencionar: la compra de Numanthia-Termes por parte del gigante del lujo LVMH; la venta de marcas jerezanas de Domecq por parte de Pernord Ricard a Osborne entre otras.

La estrategia fundamental de los grupos poderosos es la de procurar bodegas productivas, con amplia penetración en el mercado y con un buen posicionamiento de marca.

Es un momento de oportunidad y expansión en España. Si exceptuamos los tres grandes grupos catalanes (Codorníu, Freixenet y Miguel Torres); Rioja y Jerez, como grandes tienen el honor de haber sido los dos primeros y principales focos de crecimiento. En el caso de Jerez, en buscar complementariedad frente a los vinos tranquilos; en el de Rioja, para elaborar blancos modernos y frutales o abandonar la rigurosa tipología de vinos establecida en su denominación.

Todos los grandes de Jerez se han ido estableciendo en Rioja. Osborne compró Montecillo en 1973, González Byass Beronia en 1982 y Domecq lanzó la marca Marqués de Arienzo en 1986.

Quien creó la tendencia expansionista fue Marqués de Riscal cuando se fue a elaborar blancos a Rueda en 1972 en un momento en que tanto la zona como la verdejo estaban naciendo. Desde entonces, otros compañeros de denominación han emprendido su aventura de desarrollar vinos blancos, aunque han preferido el norte por el carácter atlántico de Rías Baixas. La lista es larga: Lan es propietaria de Santiago Ruiz,; Ramón Bilbao, Mar de Frades; La Rioja Alta, Lagar de Fornelos; Marqués de Murrieta, Pazo de Barrantes; y Marqués de Vargas, Pazo San Mauro.

La segunda parte de la expansión de Rioja (y también de la jerezana) es Castilla-La Mancha, el lugar de las grandes oportunidades tanto en cantidad, como en precio y variedades, además de permitir elaborar vinos con D.O. (La Mancha u otras) o bajo el socorrido paraguas de V.T. Castilla. Entre los grandes grupos, tienen intereses en Mancha Faustino (Leganza), y de los jerezanos Osborne (Malpica) y González Byass (Finca Constancia).

El último lugar al que observa Rioja es su competidor natural: Ribera del Duero. Después de años de rivalidad, muchos productores riojanos han decidido hacer su ribera particular. Es el caso de Paternina quien tiene bodega propia en Ribera desde 1999.

Castilla y Léon
Zonas de promesas: Ribera del Duero-Toro-Bierzo-Tierra de León-Tierra del Vino de Zamora. Aunque las dos últimas son emergentes, esta comunidad no sólo ha concentrado una actividad inusitada desde la explosión de Ribera a finales de los ochenta, sino que se ha retroalimentado a sí misma.

Por su parte, Ribera del Duero fue la primera en conseguir la prosperidad desde la que se sentó las bases de la nueva Toro, y gracias a la apuesta de nombres de prestigio como Vega Sicilia con Pintia, por un lado, y por otro, el papel decisivo de la familia riojana Eguren con Numanthia.

De Ribera-Toro han surgido varios grupos han ampliado a otras denominaciones y que han incluido a Rueda: la opción sin discusión de blanco para muchas bodegas de Ribera (Protos, Montebaco, Emina...) y de fuera de Castilla y León por su gran éxito comercial y constante incremento de ventas.

Alejandro Fernández, todo un mito de la Ribera, suma a sus dos bodegas en esta D.O. una impresionante finca en Zamora (Dehesa La Granja).

Desde el inicio, Bierzo se ha dotado más de proyectos propios que externos aunque la llegada de Álvaro Palacios supuso un estallido mediático importante para la D.O. y para su variedad autóctona la mencía. Hoy cuenta con grupos originarios de Rías Baixas como Martín Códax, y a la inversa: el Dominio de Tares saltó del Bierzo a Galicia para hacerse con uno de los albariños más prestigiosos: Lusco.

Lo que resulta evidente es que las bodegas españolas se han expandido dentro y fuera de España, en forma notable. Se espera que esta tendencia siga, dando lugar a fusiones, reestructuraciones o nuevas expansiones.

CLASIFICACION DE LOS VINOS ESPAÑOLES EN REVISTAS NORTEAMERICANAS ESPECIALIZADAS

  • Wine Spectator: Termes 2005 Tinto, Toro (#2, 96 ptos.); Viña Zaco Tempranillo 2006 Tinto Rioja (#71, 90 ptos.); Juan Gil 2006 Tinto Jumilla (#83, 90 ptos.), Viña Tondonia Reserva 1990 Blanco Rioja (#90, 93 ptos.); y Emilio Moro 2006 Tinto Ribera del Duero (#99, 91 ptos.).
  • Wine Enthusiast: San Román 2005 Tinto Toro (#14, 95 ptos.); Carmelo Rodero Reserva 2004 Tinto Ribera del Duero (#23, 94ptos.); Finca Dofí 2006 Tinto Priorat (#31, 95 ptos.); El Albar Excelencia 2005 Tinto Toro (#47, 93 ptos.); Malleolus 2005 Tinto Ribera del Duero (#65, 93); Pittacum Áurea Mencía 2006 Tinto Bierzo (#66, 93 ptos.); Perpetual 2006 Tinto Priorat (#70, 93); y Lanzaga 2005 Tinto Rioja (#84, 91 ptos.).


2009 será un gran año
en Ribera del Duero



Con el sello de una vendimia adelantada y un verano bastante caluroso,
la cosecha 2009 ha sonreído especialmente a una de las regiones más
sujetas a los caprichos de la climatología, Ribera del Duero. Los riojanos
también están contentos, aunque cada vez resulta más difícil generalizar
en esta zona, mientras que en Galicia se ha reunido calidad con una cantidad
bastante aceptable. En 2009 podría haber también grandes priorats.
El repaso por distintas zonas es además una buena excusa para
reflexionar sobre el “factor añada”.


Pocas veces hemos visto elaboradores tan entusiastas en sus comentarios
sobre la vendimia como Peter Sisseck y Xavier Ausàs,
cerebros enológicos de Pingus y Vega Sicilia respectivamente,
en lo que se refiere a las uvas cosechadas hace unas semanas.
Sisseck, que vendimio sus últimos racimos en
la tercera semana de octubre, califica la cosecha
de “legendaria” y pone el acento en la excelente
climatología que siguió a las lluvias de
finales de septiembre: “Tres semanas de sol y
sin mucho calor que han permitido una maduración
muy lenta y muy buena de la piel”.

El enólogo danés nos confesaba que las excelentes
condiciones de la cosecha le han permitido
vinificar una parte considerable de su
Pingus con raspón (la parte leñosa del racimo),
algo que sólo es posible cuando se consigue
una madurez prácticamente perfecta.
“Pero es que el raspón este año estaba rojo”,
aseguraba Peter. Así, la tónica ha sido trabajar
con racimos enteros, evitando romper el
grano para no extraer taninos en exceso y
apostando por unas maceraciones relativamente
cortas.

Ribera necesitaba una 'superañada'
Con unos volúmenes de vendimia mayores,
Vega Sicilia comparte el mismo entusiasmo.
“Después de un 2007 nefasto y un 2008 muy
selectivo que nos obligó a reducir de manera
importante la producción, psicológicamente
necesitábamos una superañada como ésta”,
afirma con vehemencia su director técnico
Xavier Ausàs.

Este año, Vega Sicilia empezó a vendimiar
hacia la semana del 21 de septiembre, “antes
que nadie”, comenta Ausàs. “Como norma
general, a nosotros nos gusta empezar pronto
para acabar tarde porque la climatología en
Ribera suele ser complicada y siempre se
corre el riesgo de que entre lo que aquí llamamos
'invernizo' y se fastidien los hollejos”.

Como valoración general, el enólogo de Vega
Sicilia, que considera que 2009 ha sido “fantástica”,
describe una vendimia de buen tiempo,
sin sobresaltos y menos escalonada, lo que
ha llevado a registrar entradas de uvas de
hasta 80.000 kilos en un solo día. “Tengo oro
en la bodega”, concluía feliz.

Desde una perspectiva más amplia de comprar
uvas en distintas zonas, Mireia Torres,
responsable enológica de Miguel Torres y por
tanto de su bodega de Ribera, nos habla de
importantes diferencias de maduración entre
las zonas más cálidas y frescas de la denominación.
Tras lo que considera “uno de los veranos más secos y
calurosos de la historia”, distingue entre una entrada
muy fuerte de Peter Sisseck nos confesaba que las
excelentes condiciones de la cosecha le han permitido vinificar
una parte de su Pingus con raspón.

Con el sello de una vendimia adelantada y un verano bastante caluroso,
la cosecha 2009 ha sonreído especialmente a una de las regiones más
sujetas a los caprichos de la climatología, Ribera del Duero. Los riojanos
también están contentos, aunque cada vez resulta más difícil generalizar
en esta zona, mientras que en Galicia se ha reunido calidad con una cantidad
bastante aceptable. En 2009 podría haber también grandes priorats.
El repaso por distintas zonas es además una buena excusa para
reflexionar sobre el “factor añada”.
2009 será un gran año
en Ribera del Duero!!!

Desde una perspectiva más amplia de comparar
uvas en distintas zonas, Mireia Torres,
responsable enológica de Miguel Torres y por
tanto de su bodega de Ribera, nos habla de
importantes diferencias de maduración entre
las zonas más cálidas y frescas de la denominación.
Tras lo que considera “uno de los
veranos más secos y calurosos de la historia”,
distingue entre una entrada muy fuerte de
uva a partir de 24 de septiembre procedente
de las zonas más arenosas y occidentales de la
denominación (Quintanilla, Pesquera…) y
otra desde el 5 de octubre de las parcelas más
frescas de Burgos y Soria y los páramos más
fríos. En general, destaca “la excelente madurez
alcohólica y fenólica y el inmejorable estado
sanitario” de las uvas que anuncian “vinos
de color muy intenso, afrutados, con buen
cuerpo, taninos redondos y acideces altas”.
En Rioja se recolectaron 412 millones de kilos
de uva que el Consejo Regulador ha valorado
de “muy alta calidad”. Sin lugar a dudas, ha
sido una de las vendimias más tempranas de
los últimos años. Se inició el 27 de agosto en
Aldeanueva de Ebro (Rioja Baja) y se prolongó
hasta el 26 de octubre en las viñas próximas
a Haro.

Está claro que el verano caluroso determinará
la calidad de los vinos dependiendo del lugar
de procedencia de las uvas y de las prácticas
que se hayan realizado en viñedo. Hemos
oído comentarios muy positivos (aunque no
tan entusiastas como en Ribera, todo hay que
decirlo) y otros de preocupación por parte de
alguna bodega que gestiona cantidades relativamente
altas de uva y que hablaba de desfases
entre la maduración alcohólica (el grado)
y fenólica (de la piel de la uva). Parece que
estos han sido más acusados en las zonas más
cálidas de la denominación y que las uvas más
equilibradas han procedido de zonas frescas,
en especial Rioja Alta y Alavesa.
Jorge Muga, director técnico de Bodegas
Muga, es de los que considera que por la
riqueza paisajística y climatológica de Rioja
resulta prácticamente imposible calificar una
vendimia con una palabra. Y llega mucho más
allá: “Cada vez es menos extraño que viticultores
de parcelas próximas tengan opiniones
muy diferentes de la cosecha. Esto es debido a
que la viticultura (técnicas, herramientas, criterios,
etc.) está cambiando tanto que incluso
se llega a hablar distintos idiomas”.
Desde su punto de vista, este año la mano del
viticultor, más que la de productor, será
determinante a la hora de obtener calidad en
función de si se han realizado tareas como el
labrado, despuntado, abonado, deshojado o
vendimia en verde. Climáticamente, asegura
que las últimas lluvias vinieron muy bien porque
las cepas estaban exhaustas y comenzaban
a perder hoja. “Ha hecho calor, pero tampoco
ha sido tórrido. Hemos tenido sequía
pero ha habido noches frescas y en el subsuelo
había frescura de la primavera y el invierno,
Prácticamente hasta septiembre no había signos
claros de exceso de calor y falta de agua.
En nuestra bodega, como mínimo, será la
mejor cosecha de los últimos tres años”.
También en Haro, Rodolfo Bastida, de
Ramón Bilbao, considera que el final de la
maduración fue especialmente bueno, “sin un
solo día de lluvia, con días sanos y noches
cada vez más frescas. La tempranillo que
supone casi el 96% de nuestra elaboración ha
entrado en perfecto estado sanitario, con los
granos endurecidos por el frío nocturno. En
general, los vinos son menos ácidos por el
calor, pero mucho más poderosos y expresivos”.
Lo que sí puso a prueba los nervios del
equipo fueron las importantes entradas de
uva (en un día se tuvieron que procesar
300.000 kilos) en una vendimia “estresante y
muy rápida”.

En los viñedos de Contino, en Rioja Alavesa,
Jesús Madrazo estaba contento por la excelente
maduración de la graciano que da el contrapunto
de frescura a los tintos de la casa, aunque
era más recatado a la hora de valorar la
vendimia y no la consideraba una gran añada.
En Laguardia (también Rioja Alavesa), Carlos
San Pedro, de Bodegas Pujanza describía una
cosecha “paradójicamente aromática” teniendo
en cuenta que el calor no suele ser muy
propicio para el desarrollo de aromas. “Llovió
a finales de septiembre cuando íbamos a
empezar a vendimiar y tuvimos que esperar.
Esto nos obligó a recoger todas las uvas en
cinco días para no dejar pasar el momento
óptimo. Al final ha sido una vendimia buena,
con mucho grado, lo que supondrá un marcado
contraste con la muy fresca 2008”. Su conclusión:
“Una vendimia para comprender y saber gestionar”.

Blancos: grandes expectativas
para los albariños



Los elaboradores gallegos están contentos,

especialmente en Rías Baixas, cuyos albariños
están habitualmente sujetos a los caprichos
de la climatología atlántica.
En Rioja, el verano
caluroso determinará la
calidad de los vinos
dependiendo del
lugar de procedencia
de las uvas y de las
prácticas que se
hayan realizado
en el viñedo.
Ana I. Quintela, directora técnica de Pazo de
Señorans expresaba su satisfacción señalando
que pese al caluroso verano, la fecha de vendimia
no se adelantó respecto al año anterior.
“La cosecha –señala– fue un poco más grande
que 2008, los rendimientos en mosto bastante
cortos y la aromática muy específica;
concentrada y muy de albariño, de fruta en
potencia. Creo que van a ser vinos perfilados
hacia albariños de antaño, con el grado relativamente
alto y una acidez equilibrada, yo
diría que hasta perfecta”.


Víctor Rodríguez, consultor de Avante Selecta
que posee Viña Nora en la zona, hablaba de
“albariños de libro”, con excelente grado alcohólico
y excelentes índices de acidez, así que
en el capítulo de blancos los de Rías Baixas
deberían de estar a la cabeza de las opciones
de compra para el próximo año.


En Rueda, donde Avante Selecta posee
Bodegas Naia, Rodríguez establece un paralelismo
con la cosecha 2006, con mucha intensidad
y volumen gracias a la buena maduración
de la uva aunque no de largo recorrido en
el tiempo. Los resultados en Rueda dependerán
probablemente del equilibrio final que se
haya alcanzado en las uvas, ya que en algunas
zonas el viñedo empezó a sufrir y a perder
hoja en los últimos coletazos de la vendimia.


Otras zonas
Los viñedos manchegos han sido de los más
afectados por el calor y la sequía. De hecho,
las previsiones de producción en Castilla La
Mancha son un 30% inferiores a 2008, algo
que casi se ha agradecido en el actual contexto
de crisis. La tónica general es de vinos con
grado alcohólico más elevado y menos acidez,
lo que hará trabajar más a los enólogos para
buscar los equilibrios. De hecho, el principal
problema con el calor son los desfases de
maduración entre grado y hollejo. A menudo
se plantea la disyuntiva entre vendimiar con
la piel algo verde (lo que puede transmitir
aromas y sabores herbáceos al vino) o esperar
a que la piel madure por completo, lo que
suele dar como consecuencia grados alcohólicos
muy elevados.


Este mismo fenómeno se ha registrado en
bastantes regiones catalanas esta vendimia.
Mireia Torres, de Miguel Torres, lo ha constatado
en Penedés, Conca de Barberà y
Catalunya. La causa en esta ocasión fue el
fuerte incremento de temperaturas a mediados
de agosto. La alta insolación dañó la piel
de algunas variedades tempranas y además
provocó cierta deshidratación en los granos y
un rápido incremento de azúcares, dando un
potencial alcohólico suficiente. Sin embargo,
con objeto de conseguir algo más de maduración
en el hollejo se retrasó la vendimia al
máximo.


El resultado final, según Mireia Torres, es “de
buena madurez para las variedades blancas
que se caracterizan por unos aromas limpios
aunque no muy intensos y ligeramente alta en
las tintas, con mejor comportamiento para las
variedades de madurez tardía como tempranillo,
cariñena, cabernet y petit verdot”.


En Priorat, en cambio, la sensación general
es de excelencia. Con un invierno lluvioso y
un retraso en la brotación de las cepas, la primavera
fue seca y sin problemas de enfermedades.


El verano registró temperaturas habituales
para la zona salvo, como ocurrió en
otros puntos de Cataluña, en la segunda quincena
de agosto. Torres habla de “condiciones
extremas en las zonas más cálidas de la denominación
como el Lloar”, pero mucho más
moderadas en lugares tradicionalmente frescos
como Porrera. Se anuncian “tintos de
color muy intenso y una buena concentración
y extraordinariamente afrutados”.
¿Hasta qué punto hay que tener en
cuenta la añada?


Siempre se ha dicho que España ha sido un
país de menos variación entre añadas frente al
vecino francés, donde el ejemplo de Burdeos,
capaz de pasar de la catástrofe a la excelencia,
no sólo obliga a distinguir ente cosechas, sino
que este hecho se refleja en el precio del vino.
Xavier Ausàs de Vega Sicilia describe Toro,
donde elabora Pintia, como una zona que
da una calidad media-alta todos los años y
en consecuencia buenos vinos pero algo
más monolíticos frente a la excelencia que
es capaz de alcanzar la Ribera en una vendimia
como 2009.


Aunque es cierto que en España hay más
zonas “seguras” que en Francia, la climatología
es capaz de jugar muy malas pasadas en
Ribera o Rías Baixas y Galicia en general.




Rioja, como primera fuente de tintos españoles
de calidad, ofrece una diversidad que
merece una mayor atención y un análisis
mucho más detallado. Y, sobre todo, una
añada no es igual de buena o de mala en todas
las zonas vinícolas españolas en su conjunto.
Pero además, el concepto añada nos debe
ayudar a elegir mejor los vinos para beber y
guardar. La cosecha 2001 dio excelentes tintos
en Rioja, pero también de gran concentración
y taninos, por lo que aún hoy muchos
de ellos se siguen mostrando herméticos y
reservados. La mala prensa de la muy calurosa
cosecha 2003, por otro lado, hizo pasar
por alto muchos vinos inmediatos, maduros,
golosos y bien elaborados que se disfrutaban
muy bien desde su salida al mercado. Los
blancos gallegos de 2008 están marcados
por una acidez que en algunos casos puede
ser hiriente en su juventud, pero que limará
si se tiene un poco de paciencia para descorchar
la botella.


Quien tiene la suerte de contar con una
bodega con condiciones adecuadas para la
guarda está en cierto modo obligado a estar
un poco al día de qué zonas, añadas y productores
son mejores candidatos para
engrosar sus estanterías.


El abismo que separa 2008 de 2009 en la
mayoría de zonas españolas es un buen
punto de partida para empezar a tomar conciencia
del factor añada. Les damos un
ejemplo extremo: Carlos San Pedro de
Bodegas Pujanza (Rioja) nos confesaba hace
unos días que pasará de 12,5% vol. en 2008
a rozar los 15% en la cosecha 2009 que se
está gestando ahora mismo en bodega.




Vinos Elegidos:
Vega Sicilia Único Gran Reserva 2000
197,95 € Tinto, D.O. Ribera del Duero Bodegas Vega Sicilia





93% Tinto Fino,
7% Cabernet Sauvignon
15 meses en tino de madera, 23
meses en barrica nueva, 15 meses
en barrica envinada y 24 meses en
tino de madera de gran capacidad
13,5% vol.




Cuando esta añada salga al mercado en marzo
del próximo año, habrán pasado 10 años desde
la fecha de la vendimia. De ellos, algo más de
seis se habrán dedicado exclusivamente a su
envejecimiento en contenedores de roble de
distintos tipos y capacidad. Este periplo da
obviamente un vino diferente, único y con una
personalidad especialmente diferenciada del
resto. Y ello unido al mérito de elaborar más
de 100.000 botellas de este prodigio. Picota
granate. Complejo, confitura de fruta roja y
negra, chocolate, pastelería, especias dulces,
hierbas aromáticas, cacao, bollería, tabaco
rubio. Bien constituido, sabroso, carnoso,
potente a la vez que fino y elegante. Sabroso,
amplio, excelente expresión tánica, buena acidez
y largo final de boca. Gran expresión de
sensaciones.


Barón de Chirel Reserva 2004
Tinto, D.O.Ca. Rioja Bodegas de los Herederos del Marqués de Riscal



85% Tempranillo, 15% Otras
20 meses en roble americano
14% vol.


Excelente cosecha y excelente Chirel
que alcanza cotas muy altas de complejidad y
elegancia por su riqueza de matices y dimensión
aromática. Con inconfundible carácter riojano
y reconfortante tipicidad, el mayor desarrollo
en botella y la experiencia de 150 años de
la bodega de envejecer en barrica juegan a
favor y nos regalan un bouquet y un final de
boca altamente recomendables. Picota con
borde ligermante anaranjado. Franco y elegante,
complejo, aromas de fruta en licor, hierbas
aromáticas, infusión, tabaco rubio. Amplio,
envolvente, sabroso, elegante, gran equilibrio,
tanino sedoso, intenso y aromático. Gran tipicidad.
Final muy largo y persistente.


Marqués de Riscal Reserva 2005
Tinto, D.O.Ca. Rioja





Los riojas clásicos viven un inusitado revival. Nos seducen por la complejidad de sus
aromas y su textura sedosa y acariciante. Y el Marqués de Riscal Reserva 2005 es la
mejor prueba de ello. Demuestra también la capacidad de esta firma que ha cumplido
150 años para seguir siendo una adelantada a su tiempo y saber conjugar en la botella
historia, personalidad, experiencia y una actualización constante. Sin renunciar a
señas de identidad como la madera usada y al roble americano, se ha rejuvenecido el
parque de barricas, se ha enfatizado en la calidad y el punto óptimo de maduración de
la uva, se busca conservar la fruta para que el vino recuerde su carácter primario, la
nariz es más limpia y nítida; la boca algo más llena y frutal, pero manteniéndose en un
cuerpo medio. Los taninos son sedosos y acariciantes; la sensación fresca. El vino no
cansa; al contrario, invita a una segunda copa. Excelente cosecha que muestra la nueva y estupenda realidad deeste gran clásico. Un auténtico redescubrimiento.
Nota de Cata
Aspecto: Cereza intenso con borde anaranjado
Aroma: Fruta escarchada (ciruela, orejón), aromático (lavanda, monte bajo), fondo
de cuero, especiados (canela, clavo, pimienta)
Gusto: Muy fluido y con gran textura, gran equilibrio fruta-madera, con amabilidad,
largo final de boca con recuerdos de cuero y especias
Otras características
Tipo de suelo: Arcillo-calcáreo
Variedades: 90% Tempranillo, 10% Graciano
Elaboración y crianza: 22 meses en barrica y resto en botella
Barricas: Roble americano
Botella: Bordelesa de 75 cl.
Grado: 14%
Temperatura de servicio: 16º
Consumo: Hasta 2016
Acompañamiento: Carnes rojas y blancas, arroces, platos ligeramente especiados,
pastas, pescados azules
12,45 € botella (IVA incluido)




 




Bodegas de los
Herederos del Marqués
de Riscal


Esta firma siempre adelantada a su tiempo acaba de reinventar su reserva
de siempre presentando una añada 2005 especialmente plena y elegante.


Es cierto. Esta etiqueta inconfundible por
fuera y por dentro busca cada vez más profundidad
sin perder el perfil clásico. Su gran
mérito es producir más de tres millones de
botellas de una calidad especialmente notable.
¿Cuántos más pueden exhibir semejante
tarjeta de presentación? El gran trabajo de
renovación realizado en los últimos años se
hace especialmente evidente en la excelente
cosecha 2005, sin duda, la mejor de los últimos
tiempos y una cita ineludible para descorchar
la botella.

No hay ninguna duda sobre la voluntad de
Riscal, fundada en 1858 por Camilo Hurtado
de Amézaga, de empezar el siglo XXI con nuevos
bríos. De hecho, la imagen que llega hoy a
todo el mundo de esta bodega son los voladizos
de colores del impactante hotel diseñado
por Frank Gehry y que le convierte en visita
obligada tras el Guggenheim bilbaíno. Al
arquitecto canadiense el proyecto le parecía
algo menor, pero en Riscal no tuvieron demasiados
problemas para convencerle; simplemente,
le dieron a probar un vino de su año de
nacimiento. Al final, el edificio se ha convertido
en un emblema de modernidad que refleja
a la perfección esta nueva etapa dentro de la
dilatada trayectoria de la bodega.
Hace unos meses, Riscal celebró una cata
histórica en sus instalaciones de Elciego,
en Rioja Alavesa, que incluía cuatro vinos
del siglo XIX cosechas 1870, 1883, 1889 y
1897. ¿Hay mejor forma de conmemorar
siglo y medio de vida? Los privilegiados
asistentes vivieron una de las experiencias
más memorables de su vida. De hecho,
ninguna otra firma en Rioja puede presumir
de semejante colección histórica de
botellas.

Ambos elementos, las bodegas centenarias y
el modernísimo edificio de Gehry, forman
parte de “La Ciudad del Vino” un complejo
que alberga también un spa de vinoterapia y
amplias y renovadísimas instalaciones para la
elaboración y crianza de los vinos.

Bodegas de los Herederos del Marqués de
Riscal produce anualmente casi cinco millones
de botellas y está presente en 80 países.
Su marca Barón de Chirel revolucionó la
zona en los ochenta y está considerada como
el primer tinto de “alta expresión” riojano.
Ahora, la firma está a punto de lanzar un
tinto de corte moderno bajo el nombre de
Finca Torrea.

Pero su mejor y más familiar tarjeta de presentación
sigue siendo el reserva, todo un
estandarte para esta firma que nunca ha elaborado
por debajo de esta categoría. Un tinto
complejo y con vocación clásica que, como
decíamos al principio, en los últimos años
camina hacia una mayor presencia de fruta y
algo más de consistencia en boca.






















¿LA VERDADERA COSECHA DEL SIGLO EN BURDEOS?

Los bordeleses también dan saltos de alegría respecto a la calidad de la
cosecha 2009 después de un maravilloso verano, largo y soleado, pero
de noches frescas que les permitió conseguir la madurez “más perfecta”
de los últimos tiempos.
Tampoco hay que olvidar que en la zona son auténticos maestros en crear expectación.
La campaña del primeur o venta a la avanzada está a la vuelta de la esquina
(marzo-abril) y después de la caída de precios el año pasado a cuenta de la crisis, a
todo el mundo le interesa que el mercado se recupere. Sobre todo teniendo en cuenta
que 2008 no es la única añada “tocada”. Ahí están los 2007 de una cosecha de calidad
algo inferior en líneas generales y precios más elevados.
Volviendo a las condiciones específicas de la cosecha, voces tan reconocidas como
Denis Dubourdieu, director del Instituto de la Viña y el Vino de Burdeos, están
hablando de una añada histórica. Dubourdieu ha llegado incluso a decir que hay que
remontarse a la climatología de los años cuarenta, con cosechas tan míticas como
1945 o 1947, para encontrar condiciones similares. Por lo visto, la alternancia de días
soleados y noches frescas y secas en los días previos a la vendimia fue perfecta, la
mejor desde 1949.
Un invierno frío, una primavera lluviosa, unos meses de julio y agosto secos y soleados;
luego, en septiembre llegó el aporte de lluvia, justo y moderado, en el momento
adecuado. Y el regalo de un otoño “de libro” hizo el resto. Según datos publicados
por Decanter, septiembre tuvo 233 horas de sol, 50 más que la media de los últimos
30 años. Hay unanimidad además respecto a que las características fueron muy
superiores a la muy valorada 2005, que se consideró en su día “cosecha del siglo”.
También parece haber acuerdo entre los elaboradores sobre otro punto. Y es que el
alcohol es el elemento que hay que vigilar y controlar en esta cosecha. Pese a que las
uvas son muy equilibradas y con buena acidez gracias a las noches frescas las buenas
temperaturas han dado lugar a una importante concentración de azúcares que
se traducirá en vinos en el entorno de los 14 grados. Y la forma en que esto se gestione
en lo que respecta a extracción y concentración en el vino dependerá de la filosofía
y de la interpretación de cada elaborador.
Si la crisis consigue mantener los precios a la baja, cosa que los bordeleses, lógicamente,
intentarán evitar por todo los medios enalteciendo las características de esta
cosecha ya de por sí excelente, quizás sea la añada ideal para llenar la bodega.
Un apunte sobre Alemania
Los amantes de los blancos alemanes están de enhorabuena. El buen tiempo ha bendecido
también a los viñedos de este país permitiendo que se alcanzaran excelentes
maduraciones sin perder su acidez característica. Los elaboradores comparan la calidad
alcanzada este año con la de 2007 que fue también excelente, aunque la cosecha
ha sido algo más corta en cantidad.
Fuente Investigada: La Revista Todo Vino