Todo lo que me gusta lo hago despacio! Y el tomar vino no es la excepción a mi regla, regla por lo demás que propongo sea un mandamiento de vida. La dolce vita y el disfrute de un momento feliz, de un buen vino, de un rato placentero con compañero (s) y amigo (s) no hay porque apurarlos, pues cuanto antes lo vivamos, antes se termina. Quien sabe, quizás no vuelva a repetirse!.
Por eso sugiero, que bajemos la intensidad y la velocidad en lo que hacemos, en nuestras vidas, en todo aquello que nos gusta, para poder disfrutarlo a plenitud.
Muchas veces el apuro, nos hace dejar de atender lo importante, no nos permite apreciar en su justa dimensión las cosas. Si comemos muy rápido, por ejemplo, no apreciamos, es más, ni sabemos que estamos comiendo, ni para qué lo estamos haciendo, entonces el comer se convierte en un acto reflejo, inconsciente, mecánico, inapreciable!
Sugiero que aprendamos a tomarnos el tiempo que cada cosa merece. Y nosotros, merecemos tomarnos nuestro tiempo para disfrutar lo que nos gusta, de un buen plato de comida, de una deliciosa copa de vino... Hay tiempo para todo, y es por eso, que les pido, que se regalen el tiempo que merecen, para disfrutar de un placer, lo demás puede esperar!
La vorágine de la rutina del día a día, nos hace despreciar muchas cosas maravillosas que nos rodean, y que realmente merecen mas atención e importancia de nuestra parte. El mundo sigue su curso, con o sin nosotros, el detenernos y prestar atención a lo esencial, a lo importante, no lo hará distinto, pero sí nos premiará con felicidad.
Hay que tomarse el tiempo para disfrutar lo que nos gusta y poner todos nuestros sentidos y atención en ello: del abrazo a un ser querido, del beso del ser amado, de una caricia, de un sorbo de un buen vino, de un bocado de nuestra comida favorita, del buen rato de una conversación interesante, del disfrute una buena compañía, de un momento, de un viaje... de todo aquello que nos mima y nos complace, nos da satisfacción y placer.
Al darle el tiempo a cada cosa, nos permite sentir, apreciar y valorar más y mejor. Y con ello lograremos el deseado balance que necesitamos en nuestras vidas.
Slow wine, es beber despacio, es disfrutar cada sorbo de un buen vino, es beber con responsabilidad y moderación...
Santé!