SOMMELIERS CONQUISTAN CARTAGENA DE INDIAS O VICEVERSA?

Un divertido grupo de Sommeliers y amigos viajeros, decidimos aventurarnos y conquistar Cartagena de Indias... Resultó ser todo lo contrario, Cartagena nos conquistó a nosotros. Verán porque...

Desde que llegamos, sentimos el afable cariño del cartaginés, quien se desvive en dar atenciones a quienes lo visitan.  Nos alojamos en el Hotel las Américas Club de Playa, ubicado al norte de la ciudad, cercano a la histórica Ciudad Amurallada. El hotel en cuestión está a tan solo 10 min. del centro histórico, y goza de una infraestructura única, tiene muchos ambientes, playa, varias piscinas, para el disfrute familiar, entre amigos o si se quiere mayor privacidad, para parejas. Es muy bonito, limpio, y sus habitaciones muy confortables y bien equipadas.  El servicio es muy bueno, y la comida diversa y abundante, las frutas son deliciosas... El Hotel consta de un edificio moderno que funciona como Hotel, o si prefiere se puede hospedar, en habitaciones coloniales y al mejor estilo "playeras", con balcones que bordean sus principales instalaciones.  De verdad que se los recomiendo, pues es un muy buen plan para pasarla entre familia y amigos, pues se combina el disfrute vacacional de playa y piscina hasta las primeras horas de la tarde, para luego completar la estancia, con el soñado paseo histórico y mágico por la ciudad amurallada y sus encantos.

El primer día, llegamos tarde, nos instalamos y al día siguiente nos despertamos ávidos de conocer y disfrutar, desayunamos opíparamente, como reyes, pues el Hotel ofrece un gran buffet donde no faltan las frutas tropicales, y los platos típicos del lugar.  Seguidamente fuimos a la playa, modesta pero con todas las comodidades, visitada por vendedores ambulantes de artesanía y cualquier cosa vendible.  Con un sol radiante, disfrutamos del mar, del sol, de la buena compañía de nuestros amigos Sommeliers, y de unos oportunos y refrescantes Gin Tonics, sugeridos por nuestro Gabo.
Mas tarde, nos pusimos nuestras mejores galas para el encuentro con la ciudad amurallada. Nos disponíamos a la cita a ciegas, a conocer sus secretos, su gente, su gastronomía, su historia...
Nos tropezamos por casualidad con una Terraza deliciosa frente a uno de los Hoteles de mas prestigio de la ciudad, se trataba de uno de los Restaurantes impelables de nuestra lista, Juan Del Mar, donde hicimos nuestra primera parada pra degustar cervezas locales y ceviches con variados y frescos productos del Mar...

Estando allí, y luego de apreciar la rica gastronomía, valoramos en grupo, la cerveza más popular de colombia "Club Colombia", catamos con rigor sus diversas presentaciones, negra, roja, rubia, discutimos sus cualidades, y pedimos otras... jajajaja... un sorbo, dos, otra fría por favor!!!

Muy contentos por haber cumplido la tarea, decidimos dar un paseo en Carroza por los predios de la ciudad amurallada.  Este paseo es mágico, te transporta a otros tiempos.  El conductor del Carruaje, habla sin cesar, sin detenerse en que el visitante está maravillado y atónito ante tanta historia que narran las fachadas, las campanas de las iglesias, los muros que no dejan que los cuentos se pierdan...  Sorpresivamente nos invadió un Mimo que llena de mas mágia aún el recorrido. Luego nos bajamos, quisimos sentir el latir de las calles empedradas, caminamos hasta más no poder, transitando sus caminos llenos de historia.

Esa noche, teníamos dispuesta una reserva en un afamado lugar llamado Club de Pesca, se trata de un restaurant descubierto, al aire libre, y con vista a los muelles del Club Nautico.  El ambiente es increíble, presenta música en vivo, que ameniza el momento. Su gastronomía es variada, enfatiza los productos del mar. Frescos, bien elaborados, gustosamente preparados y bien presentados.  Mi elección fue una degustación de mariscos y pescados Cartagineses, donde predominó la Langosta como protagonista, llevada de la mano de los típicos patacones... Una delicia!  Armonizamos a velada con un interesantísimo vino Aleman de tipo Kabbinnet, de la variedad Riesling, fresco, ligero y aromático, que armonizaba espléndidamente con nuestra comida.
Al final de la noche, para cerrar con broche de oro, abordó al muelle un buque pirata, que ilustraba la época colonial, con atenduos de la época, música en vivo.. éste recogió a unos comensales, quienes celebraban un cumpleaños diferente...

Al día siguiente, repetimos el plan ya que creemos en que todo lo bueno hay que repetirlo!... Por eso disfrutamos nuestro día de playa, piscina, para luego volver a la ciudad amurallada.  Esta vez, la caminamos, y la caminamos, la descubrimos en cada recoveco, nos tomamos fotos y fotos, sintiendo su mágia, viviendo su gente, su artesanía, sus encantos..
Agotados y fascinados llegamos al Café del Mar, lugar en que desde las alturas de la muralla se aprecia una vista única de Cartagena, de su entorno, sus monumentos, y nos dió uno de los atardeceres más bellos que he visto y disfrutado jamás.  Por lo cual, lo recomiendo a esa hora!.  Allí nos bebimos unos riquísimos cócteles, conversamos hasta muy entrada la noche, escuchando música Chill Out de fondo, en un entorno maravilloso!

Era ya el tercer día,  volvimos a repetir nuestro perfecto plan matinal, para luego seguir dejandonos seducir por Caratagena.  Esta vez decidimos caminar por fuera de la ciudad amurallada, vivir su realidad cotidiana, respirar su habitualidad.  Conocimos la Plaza de la India, patrona de Cartagena, y el fortín de San Felipe, que sigilosamente vigila y resguarda aún la ciudad desde las alturas.
Tomamos una sesión de fotos increíble, con el atardecer, la puesta de Sol y los monumentos más emblemáticos de Cartagena, La Catedral, El Reloj, El Campanario, La vista alejada de la ciudad desde el Centro de Convenciones, El teatro de Cartagena al mejor estilo de la época...
Llegamos a donde Socorro! Lugar antológico, folklórico, típico, lleno de recuerdos y de comida auténtica y local, atendido por la propia Socorro, quien desde niña tras los fogones deja historia en cada preparación.  Su ajiaco (sopa con pollo, papa, cilantro, zanahoria, maiz..) es sensacional, los patacones de caerse pa´atras!!! Nos acompañó otra vez, la sabrosa cerveza Club Colombia, bien fría... la merecíamos después de la extenuante jornada...


Esa noche comimos otra vez! Y es que parte de la buena vida es indudablemente, saber comer, y conocer de la gastronomía de cada lugar.
Visitamos el Rest. Palo Santo, dentro de la ciudad amurallada.  Una genial propuesta gastronómica mediterránea y árabe, en un bonito y acogedor lugar. 

Al día siguiente, sin querer irnos, disfrutamos del Hotel, volvimos a la Ciudad Amurallada, que nos despedía con un hasta pronto.
Para cerrar, esa noche, entre amigos, conocimos el tildado del mejor restaurante de Cartagena, La Langosta, donde la propuesta rinde honor a su nombre, haciendo gala de mil maneras ricas de comerla, disfrutarla y saborearla. 
Bebimos unas cuantas botellas de Anakena Viognier 2009, que con su complejidad aromática, su mineralidad y riqueza en boca, nos hacía suspirar de placer...
Gracias Cartagena por recibirnos, por conquistarnos, por permitirnos trasportarnos a tus tiempos que son eternos.
Salud amigos!




SLOW WINE

Todo lo que me gusta lo hago despacio! Y el tomar vino no es la excepción a mi regla, regla por lo demás que propongo sea un mandamiento de vida.  La dolce vita y el disfrute de un momento feliz, de un buen vino, de un rato placentero con compañero (s) y amigo (s) no hay porque apurarlos, pues cuanto antes lo vivamos, antes se termina.  Quien sabe, quizás no vuelva a repetirse!.
Por eso sugiero, que bajemos la intensidad y la velocidad en lo que hacemos, en nuestras vidas, en todo aquello que nos gusta, para poder disfrutarlo a plenitud.

Muchas veces el apuro, nos hace dejar de atender lo importante, no nos permite apreciar en su justa dimensión las cosas.  Si comemos muy rápido, por ejemplo, no apreciamos, es más, ni sabemos que estamos comiendo, ni para qué lo estamos haciendo, entonces el comer se convierte en un acto reflejo, inconsciente, mecánico, inapreciable!
Sugiero que aprendamos a tomarnos el tiempo que cada cosa merece.  Y nosotros, merecemos tomarnos nuestro tiempo para disfrutar lo que nos gusta, de un buen plato de comida, de una deliciosa copa de vino... Hay tiempo para todo, y es por eso, que les pido, que se regalen el tiempo que merecen, para disfrutar de un placer, lo demás puede esperar!
La vorágine de la rutina del día a día, nos hace despreciar muchas cosas maravillosas que nos rodean, y que realmente merecen mas atención e importancia de nuestra parte.  El mundo sigue su curso, con o sin nosotros, el detenernos y prestar atención a lo esencial, a lo importante, no lo hará distinto, pero sí nos premiará con felicidad. 
Hay que tomarse el tiempo para disfrutar lo que nos gusta y poner todos nuestros sentidos y atención en ello: del abrazo a un ser querido, del beso del ser amado, de una caricia, de un sorbo de un buen vino, de un bocado de nuestra comida favorita, del buen rato de una conversación interesante, del disfrute una buena compañía, de un momento, de un viaje... de todo aquello que nos mima y nos complace, nos da satisfacción y placer.
Al darle el tiempo a cada cosa, nos permite sentir, apreciar y valorar más y mejor.  Y con ello lograremos el deseado balance que necesitamos en nuestras vidas.
Slow wine, es beber despacio, es disfrutar cada sorbo de un buen vino, es beber con responsabilidad y moderación...
Santé!

El cava alcanza cifra récord de ventas en el exterior en 2011

El vino espumoso español logra exportar más botellas que el champán francés
13/03/2012
El mayor volumen de venta exterior de cava se concentra en los países de la Unión Europea
El mayor volumen de venta exterior de cava se concentra en los países de la Unión Europea
Un total de 152,2 millones de botellas de cava fueron vendidas en el mercado exterior a lo largo de 2011. Este incremento del 2,07% respecto al año anterior, supone la consecución de un récord de ventas y parece indicar que el cava le está ganando la batalla al champán dentro del panorama mundial.
Por cuarta vez en el transcurso de la historia, el pasado año se exportaron más botellas del vino espumoso español que del francés ya que las maisons de champagne galas comercializaron 141,32 millones de botellas en países extranjeros, cifra que representa un aumento del 5,18% en su facturación.
Es decir, durante el ejercicio pasado se vendieron casi once millones de botellas más de cava que de champán en el mercado internacional. Esta tendencia de los consumidores conduce a pensar que el cava saldrá sin dificultad de la recesión internacional gracias a su competitiva relación calidad-precio. "En estos tiempos difíciles de crisis económica, poder decir que el cava ha logrado su récord histórico de ventas en el mercado exterior es algo muy positivo", destaca el presidente del Consejo Regulador del Cava, Gustavo García Guillamet.
El mayor volumen de venta de cava en 2011 se produjo en los países de la Unión Europea, donde se vendieron 113,2 millones de botellas, lo que significó un aumento del 2,3% respecto al año anterior y representó el 74,3% del total de ventas en el mercado exterior. En países terceros, que suponen el 25,6% del total en el extranjero, las ventas superaron los 39 millones de botellas, es decir, un 1,3% más que en 2010.
Alemania, aunque con un ligero descenso del 1,7%, continúa siendo el principal país importador de este tipo de vino con 40,36 millones de botellas. Otros grandes focos de venta son Reino Unido (32 millones de botellas), Bélgica (23,2 millones de botellas), Estados Unidos (17,3 millones de botellas), Japón (5,5 millones de botellas) y Francia (4,2 millones de botellas).
De hecho, el retroceso experimentado por el champán en España contrasta con el alza del cava en el país galo, donde el pasado año se vendieron un 8,28% más de botellas del popular espumoso español. A lo largo de los últimos cinco años, la venta de cava en Francia ha llegado casi a duplicarse.

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PARIS… MON RÊVE ( MI SUEÑO)

Queridos amigos, he estado buscando el mejor momento para contarles nuestro viaje a Paris y todas las cosas que sin duda, no pueden dejar de hacer cuando visiten la ciudad más linda del mundo… Paris, ah!!!… Paris… ciudad donde convergen todos los placeres mundanos… comida, vinos, arte, disfrute, placer! Y es que París estimula nuestros sentidos, al ser una ciudad tan diversa, con tanto que ofrecer…
Nuestra experiencia fue increíble, veníamos de Burdeos, de haber recibido el curso de vinos de Chateau Magnol.  Nos hospedamos en un Hotel muy céntrico, pues somos de la idea de que una ciudad hay que caminarla para sentirla y vivirla. 
Para mi las ciudades también se catan, se viven se sienten… a la vista, Paris es majestuosa, histórica, artística, cultural y diversa, a través del caminar por sus calles se respira tradición, buen comer, buena vida, mantequilla, brioche, cafeterías y terrazas, restaurantes por doquier, y es que la vida del Parisino y sus visitantes es eso, buen vivir, saber vivir… Se toman su tiempo para saborear el momento, sus rituales del comer y beber son sagrados, es una religión que practican tres veces al día, sin permitirse saltarse ni un rezo, ni un bocado, ni un sorbo de vino!
Dejamos las maletas prácticamente tiradas en el Hotel, no nos queríamos perder ni un minuto de Paris… caminamos el Boulevard Haussman hacia el Arco del Triunfo, una de las maravillas más visitadas, subimos al mirador, donde se observa una vista de Paris sorprendente!, se puede apreciar que Paris es una urbe radial, sus calles, asemejan los rayos del sol que parten en todas las direcciones, aún con sus cielos grises, es la ciudad de la luz, pues es la cuna del arte, la literatura, las ciencias… y los placeres mundanos, agregaría yo!.
Luego de apreciar su majestuosidad desde la cúspide del arco, bajamos a pie por la avenida de los Campos Elíseos, una de las principales avenidas de la ciudad, allí vimos comercios, hoteles, restaurantes, y respiramos el ambiente de la ciudad que no duerme.  Bajando se puede observar el Grand Palais luego el Petit Palais, bajamos hacia el puente Alexandre III, que es simplemente maravilloso!... luego el Río Sena, que baña la ciudad y permite al visitante surcar a través de barcos que ofrecen almuerzos, y cenas  con acordes musicales, enmarcando una vista única desde las riberas del río de la ciudad. 
Desde el Puente Alexander III vemos a la derecha, a lo lejos, el símbolo de Paris, La Tour Eiffel, al fente el Hôtel des Invalides y a la izquierda el Louvre, en la ribera del frente el museo d`Orsay, St. Germain de Prés, Le Palais de Justicie… ahhh!! suspiro encantada de estar allí,  quisiera que el tiempo no transcurriera…
Agotados de andar, pero queriendo seguir, llegamos a St. Germain de Prés, nos sentamos admirados, al borde de la calle, en un Bistró que hace esquina, y tuvimos que pedir una sopa de cebolla, y un entrecote con papas fritas… por supuesto que lo hicimos acompañar de un vino francés.
Era hora de dormir, era necesario un sueño reparador, pero no quería! Finalmente, me venció, y seguí soñando pero esta vez, con los ojos cerrados.
Al día siguiente había que seguir la tarea inconclusa, para empezar bien el día, fuimos a Le Cinq, ubicado en el Hôtel George V a desayunar, lujo y buen gusto al extremo, cuidadosos detalles, arreglos florales de película y huevos benedictinos, con jugo de Naranja, en compañía de grandes amigos, que más se podía pedir!
Ese día nos fuimos a Reims para realizar una visita a Taittinger,  que luego les contaré en una entrega posterior.  En Reims, vale la pena visitar el centro de la ciudad, la Catedral y las tienditas que la circundan, allí encontrarán variados souvenirs de Francia. 








Estando allí, no se pueden privar de visitar Le Vintage, se trata de una tienda de vinos excepcional, con gran variedad de vinos y especialistas en Champagne, allí podrán hacer sus compras nerviosas, como yo!






De llegada a Paris, visitamos la tienda La Vignia, impresionante, plena en vinos buenos, buenísimos y excelsos! Que lujo!  Y para cerrar, visitamos el rest. Il Vino de Enrico Bernardo, quien ha sido el mejor Sommelier del mundo, allí tuvimos la oportunidad de estar con él, tomarnos las fotos para el recuerdo, contarle que somos Sommeliers de Venezuela, quienes con orgullo lo visitábamos. 
Se maravilló de nuestra agudeza sensorial, y nuestro saber de cata, pues nos hizo pruebas de vinos a ciegas, y en mucho de los casos, sabíamos la procedencia, la añada y la variedad de los vinos de la prueba.  Allí existen dos tipos de menú de degustación, e increíblemente, a diferencia de los restaurantes comunes, se pide el vino, y te sugieren la armonía con la comida, no a la inversa como estamos acostumbrados.  El servicio es impecable, la variedad de vinos es muy diversa, y los precios son razonables.  Fue una experiencia sensorial única y enriquecedora para todos.


Al día siguiente, a caminar de nuevo, debíamos visitar la catedral de Notre Damme! Pudimos sentir su solemnidad, ver sus vitrales, su dimensión que asombra e invita a meditar, a agradecer, a rezar a Dios, por regalarnos este viaje.  Paseamos sus alrededores, comimos crepés de queso, champiñones, nutella… ummm! Que delicia!, ese fue el desayuno!  Nos sacamos las fotos para la memoria, atravesamos su cara posterior, donde se respiraba un ambiente parisino único, ya que la gente relajadamente paseaba por el parque, se sentaba a leer un buen libro en sus bancos, mientras músicos callejeros ambientaban la escena.  Se respiraba libertad, desarrollo, seguridad! Ah!! cuánto añoramos eso los venezolanos!!…
Mas tarde, decidimos cruzar hacia la Plaza del Hotel de la Ville, sede de la Alcaldía de la ciudad de Paris, de hermosísima fachada arquitectónica, para luego visitar el Centro Pompidou, lugar donde la calle se convierte en extensión del museo, y nos muestra el lado más moderno del arte en todas sus expresiones. 


El arte de la calle, representa para muchos una forma de vida, son libres de expresar sus pensamientos, sus sentimientos en sus obras, que maravillan a los transeúntes del lugar.  Pinturas pasteles en el piso, un Dalí en la fachada de un viejo edificio, esculturas psicodélicas sobre la fuente aledaña, son pequeñas muestras del ejercicio de la libertad a través del arte.
Por si fuera poco para el mismo día, nos fuimos a Montmartre, barrio bohemio y mundano que admira a Paris desde las alturas. 



Montmartre, adornado majestuosamente con su imponente Sacré Coeur, nos muestra la dimensión de la ciudad.  Por sus calles se respira turismo, arte, pintores, músicos, retratistas, poetas… Sus bares y restaurantes, aunque turísticos, ofrecen sabor y placer a sus comensales.  Bajamos por sus calles empedradas hasta el Moulin Rouge, cabaret emblema de la ciudad, nos transportamos a esos tiempos…
Tarde, muy tarde pero a tiempo, nos fuimos a la Torre Eiffel, generalmente nos trasladábamos en metro, por su comodidad y costo… y porque llega a todas partes!
Estando en la Torre Eiffel, tuvimos la oportunidad de verla en todos sus ángulos, cada hora, durante diez minutos, destellaba luces que parecían estrellas y lo eran para mi!.  Como si fuera poca, la magia de Paris!  Era emocionante, mi cuerpo se estremecía al ver semejante espectáculo de luces, en la ciudad homónima!
Subimos a la Torre, visitándola en cada esquina… en la primera parada, vimos un museo para niños, que explica la ingeniería y  la funcionalidad de la misma, enmarcada en el momento histórico en que fue construida.  Luego quisimos entrar en el Rest. Jule Verne, y nos fue imposible!! Que lástima!! Juro que iremos la próxima vez!... para luego subir hasta la cima.. divisamos desde arriba todo Paris, esta vez, de noche! Mas que un sueño!  Arriba, muy arriba, se marcan las direcciones y distancias a las principales ciudades y países del mundo.  Sin saberlo, estábamos a 7619 Kms de casa.
Esa misma noche, aunque no lo puedan creer!, fuimos al Rest. Buddha Bar, que nos encantó! Comimos divino, y su ambiente es sensacional! Un gran Buddha bendice la comida siendo el protagonista del lugar, después de cenar, era inevitable tomarse algo disfrutando la música y su ambientación.
Otra vez a dormir sin querer, era necesario recuperarse para seguir… al día siguiente fuimos al Palacio de Versalles, para ello, hubo que tomar un tren, pues es próximo a la ciudad, pero en las afueras.  Cumplido el itinerario, caminamos por sus jardines, vimos sus fuentes, andamos por todos sus recovecos… estupefactos por tanta belleza, arte y lujo, nos sentamos en el césped a suspirar….  Siempre en nuestras mentes, pasaba la idea de la vidorra que llevaban los Reyes! No nos llevan nada, dijimos!! Jajaja…
De regreso, decidimos ver la Torre Eiffel de día, caminar por sus alrededores llegar hasta la escuela Militar, regresar ver la Torre de nuevo, ir hasta el Palacio de Chaillot… Esa noche comimos en Joël Rebuchon de L`Etoile, al lado del Arco de Triunfo, la experiencia fue placentera al extremo, el lugar está enérgicamente decorado en rojo y negro, con luces indirectas, botellas y adornos exquisitamente puestos en su lugar, la comida es deliciosa, el confit de pato, las chuletas de cordero se deshacen en la boca y nos dejan un sabor sublime.  El postre, chocolate y crema helada de pistacho, fantástico! Y la hospitalidad de su Gerente Juan Moll, quien estaba perdidamente enamorado de una venezolana margariteña! Que orgullo, escuchar eso!
Al día siguiente, nos acompañó lluvia en Paris, no podía faltar esta experiencia, nuestra decisión fue visitar museos en consecuencia, fuimos al musée D`Orsay, allí quedamos maravillados de sus obras, no se lo pueden perder! El impresionismo en su máxima expresión! Obras de Manet, Monet, Degas y sus bailarinas, Renoir y sus destellos de sol, Cézanne, luego Van Gogh y su luz,  mas tarde Gaugin y sus mujeres de Tahití, Touluse-Lautrec y su inspiración de los bailes en Montmartre, cabarets, café-concerts, circos, teatros, prostíbulos…
Mas tarde, al Museo del Louvre, antes palacio de Napoleón, vimos sus jardines, sus estatuas, su imponente y controversial pirámide, desde arriba en la superficie, desde abajo, también la Plaza de la Concordia, la Rue Rivoli y la Plaza Vêndome.  Luego entramos, lo caminamos y lo vivimos… conocimos sus principales salas y las más emblemáticas obras, el apartamento de Napoleón… es imposible recorrer 11 kms de galerías! Aún así, nos llevamos la mejor muestra del arte clásico.
Vimos la más famosa de las Obras, La Gioconda, bien conocida Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, rigurosamente custodiada, antes, antigüedades egipcias, griegas y romanas, luego pintura flamenca, alemana con su mayor exponente Rembrandt, mas tarde, pinturas españolas de Murillo y Velásquez.













Extasiados de Paris y sus encantos, cerramos la noche en el Rest. La Tour D`Argent, frente a Notra Damme, y con su vista veladamente cubierta por neblina, nos acompañó durante nuestra gala… Excelso restaurant, por su lujo, tradición, gastronomía y vinos.  Nos asombró desde la entrada, te reciben con un consomé servido en finas tazas de plata, en un vestíbulo cuyo refinamiento y ostentación son a la par de un palacio.  Se pueden apreciar todos los ilustres visitantes que han pasado por allí hasta nosotros…. 
El servicio impecable, la variedad de vinos incomparable a ningún otro lugar que haya visitado jamás.  Y es lo propio, pues es la bodega de vinos más antigua que se tenga conocimiento.  Severamente custodiada, pudimos visitarla en su sótano.  Sencillamente asombrosa, misteriosa, mágica… Te transporta a su tiempo.  La comida  excepcional y clásica, con sus platos insignia como lo son el paté de foie, cannard, y pastelería francesa diversa.

Al día siguiente fuimos a La Plaza de la Opera, donde se encuentra por supuesto La Opera y su museo, vimos después La Madelaine y visitamos Galerías la Fayette, donde lo mejor, fue el templo que le han hecho a sus vinos.  Allí observamos ejemplares únicos, tales como Petrus, Chateau Latour, Chateau Mouton Roschild, Chateau Haut Brion, Chateau D`Yquem, entre otros caldos celestiales, ofrecidos en diversas presentaciones y añadas, donde hicimos la reverencia y oración a nuestros dioses.
Esa noche nos despedimos a lo grande, visitamos el Rest. Alain Duchasse en Plaza Athenée, hermosísimo, soberbio y elegante lugar, allí iniciamos la función, con sendas copas de Bollinger Rosé, seguimos con degustación contentiva de Pâté, Canette, Agneau, Fromages afinés, armonizados con un Cote Rotie Faurié 2009, de la variedad Syrah del Ródano. 

De recuerdo, nos dejaron un ejemplar de su menú y el sabor del deleite supremo en boca.

Al día siguiente, llenos de recuerdos y nostalgia, nos tuvimos que despedir, con la promesa de volver cuanto antes… Santé!