Burdeos 23 Octubre 2011
Privilegiadamente bendecidos por haber sido elegidos en representación de CASA OLIVEIRA, un selecto grupo de destacados Sommeliers Venezolanos, asistimos el pasado 23 al 28 de Octubre a la sede de Barton & Guestier, Chateau Magnol, Burdeos, Francia, con el fin de instruirnos, ampliar nuestros conocimientos del vino, ahondar sobre vino Francés y sus Apelaciones de Origen, conocer y visitar bodegas notables de la región, sus viñedos, sus procesos de vinificación, sus productos, sistemas de mercadeo y distribución de sus vinos.
La experiencia fue única e irrepetible, en lo personal, pienso irla relatando y compartiendo día a día con ustedes en próximas entregas, no sin antes hacer los merecidos agradecimientos a quienes permitieron que nuestro sueño fuera posible.
En primer lugar, quiero agradecer y destacar a Casa Oliveira, distribuidora en Venezuela de los vinos Barton & Guestier, por su confianza, por su apoyo e incondicionalidad, por habernos elegido como sus representantes en Francia y habernos permitido ampliar nuestros conocimientos y experiencias, quiero reconocer especialmente al Sr. Gilberto y al Sr. Manuel, a la Sra. Nina, y a la gran familia Casa Oliveira por organizar nuestro viaje, recomendarnos y confiar en nosotros. También quiero reconocer a Chateau Magnol quienes nos abrieron sus puertas y sus corazones, al hacernos sentir como en casa, al mimar cada detalle de nuestra estadía, al brindarnos su hospitalidad, su conocimiento, tiempo y experiencia. A Astrid Weissenborn, quien nos llevó de su mano y nos condujo a la maravilla de los vinos de Francia, nos conquistó desde el primer momento al transmitirnos su pasión por el vino en cada clase, en cada ocasión se preparaba y rezaba con esmero, su saber, queriéndonos dar la mejor muestra de tradición y conocimiento de Francia y sus vinos; Astrid, pacientemente contestaba todas nuestras inquietudes, apasionadamente degustaba y analizaba los vinos con nosotros, siempre procurando ofrecernos lo mejor de ella, de sus vinos y de su bodega, y de qué forma lo logró… Sus clases eran magistrales, bien conducidas, amenas, llenas de experiencia y pasión, para ello Desiree, nuestra traductora asignada, la acompañaba…nos mostró sus méritos, llegando a ser una más de nosotros… También agradezco en lo personal al grupo de Sommeliers que fuimos, porque mas allá de ser Sommeliers somos amigos, amigos sin condiciones ni protagonismos, cómplices de una pasión, la pasión por el vino…
Nuestra estancia estuvo llena de magia… el lugar es maravilloso! Es un Chateau!... Dijimos todos al unísono! Y nos quedaremos aquí! Qué privilegio, que afortunados somos… Gracias Dios!!!Y es cierto, hemos sido muy afortunados de estar allí. Nos recibieron como reyes, nos abrieron sus puertas y nos mimaron todo el tiempo… Nos asignaron nuestras habitaciones, bellas, lujosas y confortables, luego nos agasajaron con una cena, vaya cena además!! En un comedor esquisitamente decorado, con la preparación de diversos platos, especialmente armonizados con sus vinos, Monik, nos brindaba su mejor servicio, era quien nos develaba la maravilla que había cocinado para nosotros, el Chef.
La primera noche, no queríamos ni dormir, para qué? Si dormíamos perdíamos tiempo de disfrutar esa experiencia, pensábamos, dormir… ya habrá tiempo para eso… hasta que el sueño nos venció… Al día siguiente, muy temprano, nos levantaron con el típico desayuno francés, aromas que bañaban la atmósfera a pastelería, bollería, mantequilla, confituras, café… que divinidad.. aún la bruma se esfumaba del piso, el frío de la mañana aún estaba presente… Pues con muchas ganas de saber, fuimos al salón de clase, puntuales, en formación dispersa y ávida de aprender…
La primera noche, no queríamos ni dormir, para qué? Si dormíamos perdíamos tiempo de disfrutar esa experiencia, pensábamos, dormir… ya habrá tiempo para eso… hasta que el sueño nos venció… Al día siguiente, muy temprano, nos levantaron con el típico desayuno francés, aromas que bañaban la atmósfera a pastelería, bollería, mantequilla, confituras, café… que divinidad.. aún la bruma se esfumaba del piso, el frío de la mañana aún estaba presente… Pues con muchas ganas de saber, fuimos al salón de clase, puntuales, en formación dispersa y ávida de aprender…
El salón de clase era un salón de cata, cada puesto estaba dotado de un lavamanos, que servía de escupidero para las catas, el salón tenía la temperatura apropiada, era blanco impoluto, bien iluminado, pleno de material de apoyo, libros, audiovisuales, copas impecables, papel, lápiz, mapas, botellas y productos B&G, material de aromas, copas con los distintos aromas que se pueden encontrar en el vino, botellas organizadas para la posterior degustación, en fin cada detalle fue minuciosamente pensado a fin de darnos lo mejor, y nada faltó, absolutamente nada …
La primera de las clases fue introductoria, Astrid nos contó un poco de historia del vino, de cómo los Romanos habían sido los primeros en traer las viñas a Francia. Nos narró que el océano bañaba profundamente Burdeos, y que se habían drenado las tierras con madera. En aquel entonces, el vino era más relacionado con la religión que con el placer. Nos habló de Ausone, quien fue el pionero romano en escribir sobre el vino. Sobre Eleonor de Aquitania, mujer que fue muy importante para el vino en Burdeos, nos relato su vida...
En aquellos tiempos el vino no era como lo conocemos actualmente, era ligeramente más ácido, más delgado, debido a que las uvas se recogían más temprano, apenas se estrujaban, se fermentaban y no se usaban sulfitos. Los vinos eran menos coloreados y menos alcohólicos. No eran concebidos para la guarda.
En ese periodo, existía un importante comercio de vinos entre Francia e Inglaterra. Con lo cual Burdeos se convirtió en un gran suceso económico, de hecho la zona de Aquitania, hoy Burdeos, era Inglesa. Después vino la guerra de los 100 años, Francia e Inglaterra se peleaban por Aquitania. Luego volvió a Francia… En 1453 el entonces Rey de Francia comenzó a desarrollar la Región de Loire y Borgoña, Burdeos comenzó a empobrecerse…
Posteriormente vino la Segunda edad de Oro, época de nueva expansión del vino de Burdeos. En 1725 con Thomás Barton comenzó esta nueva etapa de reflorecimiento. Se crearon famosos Chateaus creados por Irlandeses. Desde Bélgica, Holanda y Alemania vinieron mercaderes a la región. Plantaron pinos alrededor de la costa Atlántica para establecer barreras contra el viento y arena. Los Holandeses fueron quienes trajeron los sulfitos a Burdeos con lo cual se logró conservar mejor el vino y cuidar el proceso de vinificación para su posterior guarda.
Vinieron judíos a invertir en Burdeos (Lafite, La Tour, Rotchild, Pichón Longeville). En este punto, Astrid nos contó de la vida de los Rotchild, de sus orígenes, de sus inicios… Empezaron prestando dinero en un banco de la ciudad, de allí viene la palabra Banco, su nombre originalmente era Meyer, Tuvo 5 hijos, la mayoría de los cuales se dedicó posteriormente al negocio de los vinos. De allí viene su escudo de 5 flechas. Nos siguió encantando con sus historias…
Suficiente por hoy… hasta la próxima entrega!
Santé!