Señores, les pudiera pedir mil cosas, hoy les pido por el
vino, que no sólo es alimento para el cuerpo, sino para el espíritu. Es la medicina del alma, pues con él se alivian
las penas.
El mundo del vino en Venezuela está agonizante, los
inventarios están por extinguirse, los precios, impagables! el valor de reposición de lo que se venda, ni
se sabe…
Los consumidores estamos atónitos ante la realidad de que
ahora sufriremos la desgracia del 400% de incremento en los precios, ya que a
este sector se le negó la divisa oficial, se eliminó el mecanismo supletorio
(sitme) y se le ha dejado completamente a la deriva, sin un ápice de clemencia.
Me preocupa, y muchísimo… quien decide por mi cuales son mis
productos de primera necesidad? Quién decide por mí que no hay divisas para el
vino que quiero tomar? Cuando sé que
Uds. pagan por vino, y lo pagan bien caro por cierto... lo que no sé, es si lo
saben apreciar… ojalá!
Me indigna la ligereza con que asfixian a este sector, que
emplea a miles de venezolanos, y que nos da alegrías al resto.
No propicio el consumo irresponsable, al contrario, pero exijo
que permitan un moderado consumo de vino, que se permita un mercado con una oferta
sensata en precios, variada en productos y con razonables márgenes de ganancia. Estoy en mi derecho, así que por aquí lo reivindico!
He dicho!
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