Fueron los romanos los responsables de introducir el cultivo de la viña en El Bierzo, impulsando una actividad que sería uno de los principales motores económicos de la región a lo largo de muchos años. En la Edad Media, la fundación de monasterios a lo largo de la ruta jacobea contribuyó a la expansión del cultivo de la vid y a la introducción de nuevas técnicas en la elaboración de vino en esta zona, lo que consolidó una actividad económica destacable y el establecimiento de una cultura vinícola que perdura hasta nuestros días. Tras la debacle sufrida a finales del siglo XIX por la plaga de la filoxera, la producción de vino se recuperó en la segunda mitad del siglo pasado, gracias al importante movimiento cooperativista, y culminó con la concesión del estatus de Denomiación de Origen Bierzo en el año 1989.
La D.O. Bierzo abarca un total de 22 municipios de la provincia de León y tiene registradas 3.683 hectáreas de viñedos. Las montañas cubren cerca del 60% de la superficie de la comarca, dibujando una complicada orografía y rodeando la hoya berciana, una depresión del terreno por donde discurre el río Sil, afluente del Miño y única salida de la región hacia Galicia. El accidentado relieve de la región, con valles encajados y profundas gargantas, favorece la existencia de parcelas poco accesibles donde pueden encontrarse viñedos viejos, incluso de la época anterior a la plaga de la filoxera.
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