ELIANA LOZA SCHIANO | EL UNIVERSAL
domingo 22 de enero de 2012 12:00 AM
En las suaves colinas de Toscana se encuentra lejos del mundanal ruido la pequeña ciudad de Montalcino, famosa por sus vinos, en particular el Brunello, uno de los productos italianos más famosos en el mundo.
Si bien los vinos de Montalcino siempre fueron bien aceptados, durante siglos el pueblo se destacó por la producción del Moscadello, un blanco suave muy dulce, ideal para postres. Fue alrededor de 1860 que la familia Biondi-Santi comenzó a estudiar las potencialidades de la uva sangiovese. Hasta que encontró la fórmula perfecta en el tipo "brunello" (morenito), llamado así por el color oscuro de la fruta y llegó a producir un excelente tinto con ese nombre que ahora es orgullo de la enología a nivel nacional.
El Consorcio del vino Brunello de Montalcino nació en 1967, acto seguido al reconocimiento de la D.O.C., como una libre asociación entre los productores con la intención de tutelar, controlar y valorizar sus productos, no solo el Brunello, sino el Rosso di Montalcino, Moscadello di Montalcino y Sant'Antimo. Con una adhesión de 100% de los productores (caso único en Italia), ha representado en estos años un instrumento de escrupulosa y responsable autodisciplina con miras a una estrategia común de haciendas grandes y pequeñas, nuevas y viejas para el éxito cualitativo.
El territorio
El de Montalcino, de 24.000 hectáreas, está situado a 564 metros sobre el nivel del mar, a 40 km al sur de Siena, entre los valles de Orcia, Asso y Ombrone. Conserva su aire puro y su paisaje intacto por hallarse lejos de las acostumbradas vías de comunicación congestionadas, lo que permite una relación espontánea entre el hombre y la naturaleza. Habiéndose formado en eras geológicas diferentes, su suelo presenta características cambiantes en su constitución y su estructura.
Su fuerza se centra, precisamente, en su tesoro principal: la producción del vino, que siguió la tradición toscana durante siglos, fue hacia finales del siglo XIX que comenzaron los primeros experimentos para valorizar y exaltar las características de una materia prima y un ambiente particulares de la zona que llevarán al nacimiento del famoso Brunello (literalmente "morenito").
El clima es típicamente mediterráneo, prevalentemente suave, con la mayoría de los días serenos en la fase de vegetación que aseguran la maduración gradual y completa de las uvas.
El Brunello se obtiene de uvas Sangiovese exclusivamente (denominadas localmente "brunello") del territorio de Montalcino que, mediante una poda especial, baja su rendimiento por hectárea, 80 quintales como máximo, lo que permite las características de fuerza de este vino.
Denominación de origen
Se puede llamar Brunello solo el vino producido y embotellado en la localidad de Montalcino, fue uno de los primeros vinos italianos que obtuvo una Denominación de Origen Controlada (DOC) en 1966 y en 1980 el primero con una Denominación de Origen Controlada y Garantizada (DOCG).
Montalcino es el primer caso en Italia donde de una misma uva (sangiovese) se obtienen dos vinos diferentes con sus respectivas DOC: el Brunello y el Rosso. El que ha logrado la evolución cualitativa que lo premió con notoriedad en el mundo entero y lo ha hecho la "punta de diamante" de la producción italiana. La característica del Brunello es el largo período de "crianza", un mínimo de 2 años en barricas de roble y 6 meses en botella, antes de comercializarse lo que determina su color rojo entre rubí, granada brillante y transparente, de aromas intensos y especiados provenientes de las maderas, de estructura elegante y armónica, y acidez balanceada. Su gradación alcohólica está entre 12,5° y 13,5°.
El Brunello di Montalcino soporta largos envejecimientos, mejorando con el tiempo, desde 10 a 30 años, siempre que las botella estén acostadas horizontalmente en una cantina fresca de temperatura constante, oscura, sin ruido ni olores.
Por su elegancia y armonía es adecuado para acompañar platos muy estructurados, como las carnes rojas, de caza, preparadas con hongos y trufas, igualmente con quesos del tipo toma, pecorino toscano y otros de sabor fuerte. Para muchos, también se puede disfruta como vino de meditación.
Debe ser servido en copas de cristal de forma amplia para poder apreciar su bouquet compuesto y armonioso, servido a una temperatura de 18°-20°. Para las botellas muy añejadas se aconseja decantarlo para oxigenarlo.
Los mejores años con "5 estrellas" de la post-guerra mundial hasta hoy son: 1945, 1955, 1961, 1964, 1970, 1975, 1985, 1988, 1990, 1995, 1997, 2004, 2006, 2007.
Wine Spectator eligió como único vino italiano entre los 12 "grandes" del siglo XX al Brunello Riserva Biondi Santi 1955.
Este vino está entre el Château Margaux 1900, Château Mouton Rothschild 1945, Château Petrus 1961, Penfolds Grange 1955, Château Cheval Blanc 1947, Domaine de la Romanée-Conti 1937, Château d'Yquem 1921.
El Rosso
El hermano menor del célebre Brunello es el Rosso di Montalcino, que también posee una D.O.C. Con menos compromisos que su pariente, es un vino vivaz, armónico y elegante, fácil de beber en su edad juvenil por su frescura, aunque puede resistir el envejecimiento.
Se le reconoce por ser un gran acompañante de los platos típicos de la cocina toscana. Armoniza bastante bien con la pasta con salsa de carne, de hongos o trufas, con risotto y con segundos platos de cerdo o ternera.
Su color es rubí intenso y su gradación alcohólica mínima de 12% vol. Preferentemente debe ser servido en copas de cristal para vinos tintos y a una temperatura de 18°C aproximadamente.
El Rosso di Montalcino obtuvo el reconocimiento de la Denominación de Origen Controlada en 1983.
Las normas vigentes que rigen su producción exigen uvas sangiovese con un rendimiento de 90 quintales por hectárea y tiene que salir al mercado el primero de septiembre siguiente al año de vendimia.
Al igual que el Brunello tiene que ser producido y embotellado en la zona de Montalcino.
elianaloza@tiscali.it